“Mi familia, la Asociación y la iglesía me ayudaron”

“Mi familia, la Asociación (ANCI) y la iglesía evangélica han sido para mi los motores que me devolvieron a la vida activa, a sentirme útil, a no permitir que la discapacidad de la ceguera me hundiera en la soledad y la dependencia.

Me encontré a Oscar Alcántara Viamontes en la ANCI, en una de esas visitas que acostumbro por allá y me llamó la atención porque estaba conversando con otra persona sobre sus trabajos de artesanía. Y entablamos el diálogo.

“Me gusta la artesanía, aunque lo que hago es sencillo porque no cuento con suficientes recursos y además conservo muy poca visión de un sólo ojo.

“Qué cómo perdí la vista. Ahora tengo 36 años y a los 24 ya se acabó para mi la comunicación visual.

“A los cuatro años de edad sufrí una convulsión epiléptica y a cada rato caí en crisis de ausencia, me hablablan pero yo como si nada...

“Los dolores de cabeza me acompañaban siempre, pero así y todo estudié en un politécnico y me gradué como técnico en construcción civil.

“Empecé a trabajar en la parte constructiva de los  Ferrocarriles. Un día fui a ayudarle a un compañero de trabajo en la construcción de su casa y estuve muchas horas bajo el sol, cuando llegué a mi hogar empecé a sentirme muy mal, el dolor de cabeza era terrible, me acosté y al otro día cuando me desperté no veía.

Llamé a mis padres y de inmediato me llevaron al médico, así empezaron a verme varios especialistas hasta que los resultados de las pruebas que me hacían dieron que tenía un tumor que me comprimía el nervio óptico.

“En fin para no cansarte, me operaron pero quedé ciego de ojo izquierdo y del otro sólo  tengo un poco de visión.

“Fue un golpe muy grande para mi, pero empecé a visitar la iglesia y allí conocí a una persona que me trajo a la Asociación, la que ha sido para mi muy importante, aprendi el sistema Braille que me permite escribir y leer.

“Por esta vía de la ANCI me empecé a relacionar con otras personas que me ayudaron a la rehabilitación. Yo me caí mucho pero cuando aprendí las técnicas de la rehabilitación de como desplazarme con el bastón y otras,en la escuela, me fui independizando. Ya hasta  conozco de computación porque aquí mismo en la sede de la ANCI, te enseñan.

“Ahora soy un activista en la atención de un grupo de asociados y me siento bien con esta tarea y mi artesanía.

“La ANCI nos ayuda a incorporarnos al trabajo, al deporte, a la cultura y creo que eso es bueno para las personas como nosotros”.