Sólo el amor convierte en milagro el barro



El poder de la voluntad hizo posible que la artista artesana Ana Elia Gutiérrez convirtiera en milagro el barro, y sus manos, con el amor a su ciudad de los 500 años cumplidos este febrero del 2014, se adueñaran de la conocida teja de barro para convertirla en soporte de sitios, paisajes o localidades y brindar al espectador de su obra una ciudad que se erigió con ese maravilloso fango tan ancestral y del que hoy los artistas transforman en maravillas.

Mamá Camagüey, ciudad de barro” es la identificación que prefirió Ana Elia para su exposición que se inició con una acogida de un público numeroso y encantado de ver reflejados monumentos, rincones típicos y hasta nuestro familiar tinajón en las pequeñas dimensiones de un moldeado barro con soporte de la teja o en solitario.
La teja ha sido durante siglos uno de los elementos más perdurables para construir los techos de las viviendas y por su resistencia sobrevivir hasta bajo las furias de los huracanes.
La muestra se exhibe en un lugar muy especial porque se trata del Museo Artidiocesano,
donde residió monseñor Adolfo Rodríguez, primer Arzobispo de Camagüey declarado en l998 por el Papa Juan Pablo II.
En el Museo situado en Cisneros no. 104, una de las principales calles de la ciudad, se exhiben pertenencias de Monseñor y objetos propios de la religión católica , así como la Bula Papal que acredita el nombramiento de Arzobispo.
Pero este febrero no sólo ha multiplicado las alegrías por el medio milenio de la ciudad sino por ser declarada nuestra catedral como la Basílica número cuatro en Cuba.


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