El poder
de la voluntad hizo posible que la artista artesana Ana Elia
Gutiérrez convirtiera en milagro el barro, y sus manos, con el amor
a su ciudad de los 500 años cumplidos este febrero del 2014, se
adueñaran de la conocida teja de barro para convertirla en soporte
de sitios, paisajes o localidades y brindar al espectador de su obra
una ciudad que se erigió con ese maravilloso fango tan ancestral y
del que hoy los artistas transforman en maravillas.