Más de 300 mujeres discapacitadas pertenecientes a la Asociación Nacional de Ciegos (ANCI), a la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC) y la Asociación Cubana de Limitados Físico Motores ACLIFIM) residentes en Camagüey, tienen garantizados sus empleos en talleres especiales, en centros laborales ordinarios o en actividades varias por cuenta propia.
El programa de empleo para discapacitados, encabezado por la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social se encarga de accionar en la ubicación adecuada de las féminas y periódicamente, junto con las tres asociaciones, efectúa encuentros para conocer el desarrollo en sus puestos de trabajo y el apoyo de las entidades.
Los cinco talleres especiales que funcionan en la provincia y donde se ubican a mujeres y a hombres con alguna de las discapacidades o más de una, cumplen un papel importante en la rehabilitación para prepararlos en el desempeño laboral a desarrollar en diferentes puestos de trabajo siempre que sus limitaciones lo permitan.
La Empresa de Industria Local, a la que pertenecen estos centros se encarga de garantizar las condiciones materiales y de ambientación para que los discapacitados contribuyan también a la economía de la provincia y del país, pero más que todo, a su incorporación a la vida social y la elevación de su autoestima.
En Cuba las mujeres aunque sean discapacitadas o negras tienen asegurado el empleo e igual salario que los hombres, todo lo contrario de no pocos países donde hoy las hijas de Eva sufren doblemente las consecuencias de la crisis económica y financiera desatadas por el capitalismo.
Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) las féminas en latinoamérica invierten más horas que los hombres al trabajo remunerado y al doméstico pero son víctimas de la discriminación en el marcado laboral y por tanto reciben salarios inferiores.
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