Su medalla de oro: la alegría por vivir

  Foto: Orlando Durán

Mi primera competencia internacional fue en Nicaragua en 1989 y me valió ser la atleta más destacada  por ganar en las carreras con silla de ruedas en las cinco categorías de 100, 200, 400, 800 y 1500 metros.

En 1990 participé en el primer Panamericano en Venezuela en atletismo y en tenis de mesa. Allí quedé en cuarto lugar en el primero y obtuve bronce en el segundo. 
En 1995 se celebró en la provincia de Holguín la primera competencia a nivel de país de tenis de mesa donde gané el primer lugar. 

“También en el 1995 fui a los Panamericanos de México a competir en tenis. Fue muy duro porque la gente iba muy preparada y quedé en el sexto lugar. Ocupé también ese mismo lugar en Argentina en el 2001.

Durante los cuatro años siguientes participé en los eventos del país y fui declarada Capeona Absoluta en tenis de mesa.

En el 2007 me retiré del deporte activo por enfermedad”.

--¿Quién es esta muchacha de rostro alegre, con la sonrisa de quien le ve a la vida su lado lleno de luz y con la satisfacción de haber transcurrido por ella dejando su huella creativa y fèrtil?

“Mi nombre es Norma Serrano Cruz, tengo 52 años de edad y nací con una enfermedad  congénita. En mi extremidad derecha tenía un muñón retorcido en la rodilla y en la izquierda, una pequeña pierna también retorcida.Desde que cumplí un año y hasta los once, estuve ingresada en el Hospital Quirúrgico y  Ortopedico “Frank País de La Habana, pero hasta los 16 años fui sometida a 18 operaciones. Yo decidí que me amputaran el muñón de la extremidad derecha y como  puedes ver, mi única pierna ahora esta recta, y aunque yo esté supeditada a la silla de ruedas, puedo caminar con mis bastones, porque tengo un pasador entre la tibia y el peroné y otro, que me fija el tobillo e impide que se salga de su lugar.

Pero eso se lo debo al Sistema de Salud de este país porque yo me arrastraba por el suelo y esas operaciones y la rehabilitación que no me costaron nada son las que me permitieron ser útil e integrarme a la sociedad como una persona más”.

--¿Cómo te iniciaste en el deporte?

En nuestro país siempre se ha trabajado porque las personas con limitaciones físicas  se integren a la sociedad y que su vida se enriquezca. Con este sentido varias entidades, como Salud, el Instituto Nacional de Deporte y Recreación (INDER) y otras, patrocinaban actividades recreativas donde se agrupaban individuos con discapacidades parecidas,  y yo me integré a uno de esos grupos. Así empecé a participar en carreras con la silla de ruedas y nos íbamos a otros municipios a participar en maratones.

La rehabilitación la hacíamos en el Hospiital Amalia Simoni de aquí de Camagüey y allí trabajaba un muchacho muy bueno como persona y en el dominio de las técnicas de rehabilitar.

Gaspar Guerra es su nombre y él por iniciativa propia nos alentaba y nos organizaba a que practicáramos deporte. Yo en particular le debo gran parte de lo que soy ahora.

Ya en 1982 se crea la Asociación Nacional de Limitados Físico Motores (ACLIFIM) en esta provincia y me integro a ella. Es entonces que me incorporo como atleta y luego como miembro de la directiva provincial en el cargo de vicepresidenta de deporte y recreación . Así me desarrollé en la vida deportiva.

“Ahora además de pertener a la dirección de la ACLIFIM soy presidente provincial de la  subcomisión del INDER  para la atención a atletas con discapacidad”.

--¿Y tu vida personal ?

“Me casé muy joven y de ese matrimonio tengo una hija de 31 años de edad y dos nietos a los que adoro.

“Mi vida es como la de cualquier otra mujer. Lavo, cocino y realizo las tareas domésticas  como en cualquier hogar. Además me dieron una casa nueva”.

--¿Eres feliz?

“Claro que lo soy, porque tengo lo necesario, lo que no me gusta es que me miren con lástima. Y lo más importante es tener confianza en sí misma y vivir la vida porque es una sola y hay que disfrutarla”.

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