Mi sueño era ser abogado

Todos los días Luis Manuel Sierra Portel llega a su trabajo en horas tempranas, se sienta detrás de su buró, intercambia con sus compañeros sobre la situación de tal o más cual caso y luego comienza a recibir al público.

“El trabajo en colectivo es muy importante, me dice, y la más amplia información al público debe caracterizarnos con el objetivo de agilizar el proceso que se solicite.

“Hace once años me gradué en la Licenciatura en Derecho en la Universidad de CamagÜey y empecé a  ejercer como abogado en el sector de la Vivienda. Cuando concluí los estudios en el 1995, por razones familiares, me trasladé a la provincia de Las Tunas y allí trabajé en la Dirección Municipal de la Vivienda a los cinco años regresé a Camagüey y desde entonces trabajo en la Dirección Municipal de la Vivienda.

¿Cuándo perdiste la visión?

“Fue un proceso que me agudizó el glaucoma y cuando empecé la Universidad ya estaba ciego. Fueron años de mucho sacrificio pero mis compañeros me ayudaron mucho. Nunca los olvidaré. Si ellos me decían que era necesario estudiar bien temprano en la mañana, yo me levantaba de madrugada e iba a repasar junto con ellos.

“Antes de ingresar a la Carrera de Derecho yo me había graduado de fisoterapeuta y trabajaba en centros de Salud Pública. Pero lo que me gustó siempre fue la abogacía.

“El Sistema Braille, por supuesto, me ayudó mucho también como ahora en mi trabajo pero con la diferencia de que estamos más desarrollado en la tecnología y por ejemplo en la computadora tenemos un programa con audio donde se encuentran las leyes y así puedo consultar la actualización de la legislación.

“En este trabajo se aprende mucho en cuanto al trato hacia las personas. Dicen que como yo tengo tan buen carácter por eso tengo tantas amistades”.

La conversación es interrumpida por Anielca Sánchez, subdirectora de Atención a la Población, la que nos dice: “Luis es uno de nuestro mejores abogados, todos son buenos, pero él practica mucho la empatía y tiene mucha paciencia para escuchar al cliente”.

¿...y tu familia?

“La familia es muy importante, tengo cuatro hijos y dos nietos. Me siento feliz porque siempre me han apoyado.

“Mis compañero y mi familia han sido y son fundamentales pero también hay algo muy importante en la vida no sólo de una persona discapacitada o no y es la voluntad sin la cual el mundo no avanza.

“Dentro de los discapacitados esa voluntad y ese empeño han logrado formar a profesionales y a técnicos muy valiosos que aportan sus conocimientos a la sociedad.

“Mi sueño era ser abogado y ya lo logré, ahora la meta es ser cada día un buen profesional”

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