Casi todos los municipios (13) estaban representados por estos discapacitados que rompen muros a los límites del sentido de la vista.
Individual y colectivamente estos hombres y mujeres descuellan por sus acciones en la cultura, en el deporte, en el estudio o en el trabajo,
Ellos merecen todo el reconocimiento y allí estaban en la bonita y acogedora instalación de la juventud camagüeyana donde se realizan eventos festivos y culturales.
Hablar con todos es imposible para recoger en esta página sus anhelos, alegrías y agradecimientos, entonces decidí escoger a Olida Morales Pérez, invidente del municipio de Florida y a Celsa Aguilera Avila, sorda y con una muy escasa visión.
Celsa Aguilera Avila |
Me comunico con ella gracias a su hija Aracelys Varona y me entero de que es oriunda de un remoto lugar llamado Palenque, un pequeño poblado de la región oriental del país, pero con el triunfo de la Revolución vino para Camagüey y ha vivido en varios municipios .
Cuando por medio de su hija le pregunto sobre su ceguera, me dice que a los 30 años de edad le efectuaron el primer trasplante de cárnea, luego vinieron otras en el famoso Orbis.
Sobre la sordera me explicó su Aracelys que cuando vivía en Nuevitas, región marina al norte de Camagüey, Celsa se bañaba mucho en el mar y no le hacía caso a las orientaciones del médico y esto le fue provocando la pérdida de la audición.
Así y todo ella sigue escribiendo su poesía para niños y adultos. Y a pesar de su sordera me cuenta:
“Yo escribo desde niña, y desde que pertenezco a la Asociación he recibido premios nacionales y de la provincia en los eventos literarios
“Me gusta el repentismo, la improvisación, pero antes de seguirte contando, quiero decirte que me siento muy bien por pertenecer a la ANCI porque me ha ayudado y apoyado y creo que, en sentido general, saca a la gente del ostracismo”
Y de repente para demostrarme que su amor por la literatura no es cuento me recita una poesía y agrega después: “No tengo hora para escribir y si me inspiro por la madrugada, me levanto y escribo con la ayuda de mi hija, a la que quiero con el alma porque se ha convertido en mis ojos y mis oídos”.
Con una sonrisa llena de la luz que ya no irradian sus ojos azules, ocultos detrás de los oscuros espejuelos, pero que se desprende de todo su ser, me despide y agradece mi atención hacia ella.
Olida Morales |
“Trabajé desde muy joven pero al perder la visión me jubilaron. Cuando fui a la escuela para discapacitados visuales en La Habana conocí a mi esposo, también invidente.
“En 1975 se fundó la Asocioación a nivel nacional. Le pedimos ayuda a Celia Sànchez una cubana de grandes valores que luchó en la Sierra Maestra para lograr el triunfo de la Revolución y luego ocupó cargos importantes en el Gobierno. Ella era muy querida por el pueblo.
“En Camagüey se fundó en 1978 y un año después en mi municipio, Florida. O sea que soy fundadora de la ANCI.
“Dentro de la Asociación he ocupado varios cargos, además asistí a la Cátedra del Adulto Mayor.
“De mi familia te diré que tengo una hija y un nieto y que mi esposo aunque es ciego se graduó como técnico en fisioterapia y que no tenemos ningún complejo por nuestra discapacidad. A veces las personas se asombran porque nos ven jugando dominó y no se dan cuenta que cuando a uno le falta un sentido desarrolla otras capacidades”.
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