El amor y el cariño no me faltan


Foto: Orlando Durán
“Yo era una persona que me costaba hablar en público, no tenía un desenvolvimiento en la comunicación pero desde que ingresé a la ACLIFIM me dí cuenta de lo importante que era conversar, y cómo con unas “simples” palabras podía ayudar y dar ánimo a los demás”

Aunque ya tiene 39 años Diamelys Campo Monges conserva su porte altivo y un rostro bonito, los siete años de haber ingresado en la asociación la han hecho crecerse en la vida, desarrollar habilidades y sentirse muy bien a pesar de su discapacidad.


“Perdí la mano izquierda me dice, en un accidente y eso me causó un gran trauma, tenía en ese momento 30 años de edad. Cuando ocurrió este hecho me llevaron a La Habana y me ingresaron en el hospital Frank País de Ortopedia.

“Imagínate, tuve que dejar mi trabajo en los ferrocarriles porque yo era operadora de trenes.

“Solicité el ingreso a la ACLIFIM y al poco tiempo de estar en el municipio me trasladaron a la provincia y desde entonces desempeño la función de vicepresidenta. Te confieso que me siento bien y no me importa que me llamen o vayan a mi casa los otros asociados para buscar una orientación o la respuesta de cómo se solucionó algún planteamiento.

“Nuestra organización es muy importante como las otras de discapacitados, porque es un apoyo no sólo material sino moral para todas las personas que por una causa u otra sufrimos limitaciones físicas.

“Te repito, he aprendido mucho aquí y admiro a los que con limitaciones mayores que la mía se sobreponen y continúan la vida bien en su trabajo, o aquí en la asociación, o en sus  propias casas.

“Otro aspecto importante es la familia y el apoyo que puedan brindarte. En mi caso mi esposo y mi hija me ayudan mucho y me siento feliz porque a pesar de todo, el amor y el cariño no me faltan.

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