Foto: Leandro Pérez Pérez
“Yo pensaba, antes de trabajar aquí, que las personas ciegas no podían hacer nada. Para mi era imposible imaginar que su comportamiento fuera igual al de una persona con visión.
“Pero desde que empecé a trabajar en la ANCI, hace ya cinco años, me percaté que no sabía nada, pero nada sobre estas personas, que realmente son admirables.
“Mi nombre es Glendy Rodríguez Yordy, tengo 44 años y soy de la provincia de Ciego de Ávila, allá participaba en eventos culinarios patrocinados por turismo en Cayo Coco y pertenecía a la Asociación Culinaria, pero además era cocinera en una escuela.
“Por razones personales me mudé para Camagüey, y aquí hice amistad con una muchacha ciega que me visita, María Eugenia, la cual ocupa la secretaría de Cultura en la dirección de la Asociación, por ella supe que había una plaza de cocinera y me presenté con todos mis papeles. Me aceptaron.
“Desde ese momento aprendí a conocer este mundo, y te digo que he aprendido mucho con los asociados. La mayoría son personas mayores pero de una gran sensibilidad y muy educados. A veces hasta me ayudan en las tareas de la cocina.
“Esta es la casa donde radica la dirección provincial de la ANCI, aquí ellos desarrollan su trabajo de atención a la membrecía de los 13 municipios, imparten las orientaciones para que los miembros se incorporen a la sociedad y se sientan útiles. El ejecutivo está integrado por el presidente y los secretarios de Educación, de Cultura, de Deporte y radica aquí también el ejecutivo del municipio Camagüey. Con ellos trabaja un personal de apoyo vidente.
“Una forma de protegerlos es que no tengan que estar yendo a sus casas a almorzar, por eso funciona aquí una cocina y un comedor.
“Yo les preparo el comedor, y ya ellos tienen sus preferencias por este o aquel lugar donde están las mesas, cuando están sentados les llevo la bandeja y les explico la distribución de cada alimento, además les coloco siempre los vasos con el agua en el mismo lugar para evitar derrames.
“Te confieso que no quisiera irme de aquí nunca, porque somos un colectivo muy unido, como una familia. Me siento muy feliz y no dejo de admirarlos constantemente, de verlos tan independientes, tan valientes ante una dificultad tan grande como la ceguera”.
De nuevo aquí, para seguir de cerca el trabajo que efectúa el Estado, que me parece de lo más lógico. Saludos a todos los que facilitan la vida de quienes sufren alguna carencia física, que se mitiga mediante el amor, fundamental condición humana.
ResponderEliminarGracias josé usted siempre tan amable Sí, es bueno reconocer a todos los que ayudan a los discapacitados por eso yo los incluyó también en mi blog
ResponderEliminargracias y nuevos saludos
maría