Por eso incluimos a esta invitada especial que “conocemos”, mediante nuestra compañera de trabajo Grethell, la cual nos leyó el trabajo periodístico sobre esta muchacha que supo sobreponerse a las consecuencias de un tratamiento médico más lleno de irresponsabilidades que de profesionalidad y que le causó la ceguera. Sin contar los miles de dólares que seguramente le cobró por su incompetencia. Entonces tenía 18 años de edad.
Además contamos con algunos datos sobre esta singular muchacha mexicana de un escrito redactado por su hermano Agustín que decidimos incluirlos en nuestro blog con las fotografías que la acompañan.
A la vez le enviamos nuestra felicitación a esta joven que ahora ve la vida con los ojos de una de las fuerzas más grandes del ser humano: la voluntad.
Dina Elizabeth Cortés Ross nació en Nuevo León y tiene 27 años de edad, sin embargo en tan corto tiempo acumula un valioso curriculum repleto de títulos y premios ganados gracias a su esfuerzo por ser cada día una profesional integral y por su dedicación a las múltiples acciones a favor de causas sociales.
En el 2001 vino a Cuba para participar en un Congreso sobre José Martí en representación de su país.
Dina con su familia |
Dedica especial atención a su magisterio en la Universidad de Nuevo León con jóvenes que como ella tienen una discapacidad, y se siente orgullosa de cómo éstos se van incorporando a la sociedad.
Entre los estudios que ha realizado se encuentra el de Desarrollo Humano y también efectuó investigaciones sobre el lenguaje, para demostrar la violencia de género a través del discurso hablado.
Imparte conferencias y talleres sobre diferentes temáticas como la sensibilización y las motivaciones. Es objeto de entrevistas por la radio y la televisión.
Gracias a la voluntad y a su familia supo sobreponerse a la ceguera y empezó a sentir la vida con una nueva filosofía que la convirtió en una mujer capaz de enfrentar y de someter los obstáculos que la negligencia de un médico le impuso.
Ahora, como ella misma dice: “No veo con mis ojos, pero he aprendido a ver con mis manos y mucho mejor aún es que veo con mi corazón”.
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