Desde que el ser humano “descrubrió” sus potencialidades para que la vida, en este mundo, le fuera más fácil no se ha detenido. Y fíjese si es así que ya está viajando en naves espaciales o enviando robot a tal o más cual planeta, gracias a los descrubrimientos e inventos que cada vez se perfeccionan más para los usos más diversos.
Ese ser
humano también se percató de que había que buscar una respuesta a
problemáticas más cercanas y cotidianas que se convertian en
limitaciones para el desarrollo de sus capacidades y su integración
plena a la sociedad.
La
impotencia, ante lo que podía parecer imposible, tenía que ser
destruida y ella misma convertirse en el motor impulsor para echar
abajo los muros.
Así
ocurrió con el sistema de lectura y escritura Braille ideado por el
francés Louis Braille. El que quizás es conocido por muchas
personas, pero que no excluye la posibilidad de que otras tantas no
lo conozcan, y nos pareció bueno escribir algo sobre el tema.
Resulta
que este hijo del país de los grandes pintores perdió la visión a
causa de un accidente ocurrido en el taller de su padre.
Estudiaba
en una escuela para ciegos y sordos en París y cuando tenia 13 años
el director del centro le pidió que probara un sistema de
lectu-escritura fácil, inventado por un militar con el objetivo de
transmitir órdenes a puestos de avanzada sin delatar la posición
durante las noches.
Según
parece Louis fue descubriendo, con el tiempo, que el sístema era
válido y lo reinventó con un sistema que utilizaba ocho puntos, los
que se convirtieron luego en seis.
Dicen
los conocedores que el sistema Braille es interesante por usar un
sistema binario de numeración que precedió la invención de las
computadoras.
Luego
ideó su sistema de puntos en relieve. Que no es un idioma como
algunos consideran, sino un alfabeto que se ha ido adaptando a las
condiciones de cada país que no usan el alfabeto latino.
Actualmente
se imprimen libros en Braille y algunas bibliotecas poseen
departamentos dedicados a este sistema.
El
enriquecimiento del sistema, su adecuación y uso cada vez más
estimado y difundido ha creado tres métodos de transcripción
conocidos como Grado 1, Grado 2 y Grado 3.
El más
conocido y en funcionamiento es el Grado 1 y único oficial para las
publicaciones en España.
Para
escribir y leer mediante este sistema se usan la regleta y un papel
especial, pero también las máquinas de Braille. Las que se han ido
modernizando.
Como
algo curioso, encontramos en nuestra búsqueda que algunos países
emiten un tipo de billetes especiales (dinero) para que los
invidentes puedan conocer su valor.
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