Yaima, un arbolito que creció y ganó su espacio

Foto: Otilio Rivero
Encontré a Yaima Barroso OFarrill por una de esas casualidades de la vida.

Resulta que fui a la Empresa Forestal de Camagüey, allá por las afueras de la ciudad, a buscar una información sobre los planes de plantación de árboles en este territorio y cuando conversaba con la funcionaria a cargo, llegó Yaima a preguntar algo.

Menuda, con una carita casi de niña, pero bien arreglada, con esa presunción de toda mujer que quiere lucir lo mejor posible, y con la voluntad de romper las barreras de sus limitaciones físicas, captó de inmediato, mi atención.


Cuando terminé de conversar con la persona responsable de facilitarme los datos para mi información sobre la reforestación, Yaima accedió a que la entrevistara.

“Desde los tres años, me dijo, una enfermedad me causó daños en la columna vertebral  y me afectó el brazo y la mano derechas así como la pierna izquierda por lo que cuando camino debo hacerlo inclinando el cuerpo.

“Así y todo cursé mi primaria y llegué a graduarme de la enseñanza media superior. Luego pasé el curso de técnico medio en Contabilidad y cuando terminé me asignaron a trabajar en un lugar muy lejos, pero por mis condiciones no podía aceptarlo y entonces me presenté aquí en esta Empresa porque tengo la suerte de que mi domicilio se encuentra cerca de este lugar”.

Pero antes de continuar con la vida actual de esta muchacha, vamos a retroceder en el tiempo y conocer sus experiencias cuando estudiaba en la primaria y la secundaria.

“No fue nada fácil porque a los cinco años me hicieron la traqueotomía y mientras cursé el primer y segundo grados mi madre permanecía junto a mi en la escuela, pero luego me fui independizando aunque mi abuelo me llevó a la escuela hasta mi entrada a la secundaria y mi padre me cuidaba mucho. Imagínate, yo me disgustaba por tantas atenciones, porque cuando uno es así tan joven, quiere sentirse libre de la tutela de los familiares, pero les agradezco mucho esas atenciones que tenían conmigo y la comprensión y apoyo de ellos”.

Volvamos a la actualidad, a la Yaima trabajadora.

“Te decía que me acerqué a la Empresa, me abrieron las puertas y realicé mi adiestramiento, luego me aceptaron y aquí estoy, desde hace tres años, en el departamento de Contabilidad, donde soy una de las contadoras de la entidad.

“Soy feliz, porque tengo un trabajo, además mi esposo y mi madre trabajan aquí también desde hace algún tiempo y mis compañeros me quieren y me respetan.

“Creo que la discapacidad no es un obstáculo para ser y sentirse útil, lo importante es proponerte en la vida que las limitaciones no te limiten la voluntad que es la fuerza que lo mueve casi todo”

Para esta periodista que no tiene nada de poetisa, pero sí mucho de sensibilidad, Yaima es como un árbol que supo enfrentar las debilidades a que la Naturaleza la enfrentó y con  el tiempo crecer y ocupar el espacio que se ganó con sus esfuerzos y sacrificios.

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