Las costosas consecuencias de las imprudencias


Foto: Orlando Durán
Glicerio Verdecia Verdecia tiene ahora 44 años de edad y desde 1990 trabaja en el taller especial para discapacitados del municipio de Camagüey.


“Para mi, me expresa, el taller es la oportunidad que me ha dado nuestra proceso revolucionario  de incorporarme a la sociedad, de sentirme independiente y que aporte a la economía del país.

“Y quisiera que hubiera más recursos para trabajar más y que el bloqueo de los Estados Unidos no nos dañara para que nuestro país pudiera adquirir más materias primas”.

-¿Cuál es la causa de la silla de ruedas?

“Cuando uno es joven comete imprudencias y yo fui víctima de ellas. Estudiaba en el preuniversitario, en el municipio de Sierra de Cubitas, y me caí del cuarto piso de uno de los edificios por subir a lugares peligrosos y que no son para estar allí.

“Por ese accidente sufrí un trauma lumbar con la fractura de las vértebras 8, 9 y 10 y quedé parapléjico”

-Me imagino que permaneciste mucho tiempo en los hospitales.

“Sí, entre el hospital Hermanos Ameijeiras, de La Habana y el Provincial estuve ingresado cinco meses pero la historia no acaba allí porque  la rehabilitación me mantuvo un año y medio en el Hospital Amalia Simoni de aquí de Camagüey. O sea que le causé grandes gastos a la Salud de mi país, y sin embargo nunca tuve que pagar un centavo.

“Cuando estaba en la capital del país conocí a la presidenta de la Asociación Cubana de Limitados-Físico Motores  y por ella ingresé a esa organización, luego me incorporé a la filial de Camagüey y allí empecé a participar, con otros compañeros, en actividades deportivas como el atletismo, pesas y baloncesto que me dieron la oportunidad de ir a eventos nacionales.

“Es realmente duro sentir que te falta algo que los demás poseen pero pienso que siempre hay otros caminos para sobreponerte y sentirte útil, independiente y todo esto acompañado del amor de la familia, de su comprensión y apoyo permanente como lo tengo yo.

“Por todo eso me siento feliz, porque me tienen en cuenta, porque vivo en un país que me asegura un trabajo y porque la vida hay que verla con los cristales de lo positivo”.

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