Se calcula que en el mundo viven unos 600 millones de personas discapcitadas y que la inmensa mayoría de ellas sufren la incomprensión, la desigualdad y el menosprecio, más cuando la pobreza y la desidia de los gobiernos se encargan de roforzar esta situación.
Como respuesta a la problemática la ONU emitió una resolución en el 1992 declarando el 3 de diciembre como Día Internacional del Discapacitado.
Por este medio se propuso promover la toma de conciencia y la adopción de medidas para mejorar las condiciones de vida de estas personas y lograr igualdad de oportunidades.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a los gobiernos a facilitar los derechos de los discapacitados a recibir los servicios de salud y a la readaptación.
En Cuba este segmento de la población recibe la atención del gobierno y las plenas garantías al derecho de los servicios de salud, al trabajo, a la educación, al deporte y la cultura.
La Asociación Nacional de Ciegos (ANCI), la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores (ACLIFIM) y la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC) agrupa a los discapacitados físicos. Cada una posee filiales a nivel provincial y municipal.
En Camagüey, por ejemplo, las tres poseen respectivamente un inmueble en la cabecera de la provincia desde donde dirigen la actividad de atención a su membresía de este territorio.
Actualmente la isla caribeña brinda su ayuda solidaria a Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia en programas de atención a los discapacitados que debe coadyuvar a mejorar su salud e igualdad de oportunidades.
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