Abrir más las ventanas de las formas, los colores y la luz


“Todos los días los niños reciben  el tratamiento pleóptico y ortóptico mediante los equipos de estimulación y localizador visual y los avances son buenos porque van recobrando visión.

En la escuela especial para niños ciegos y de baja visión de Camagüey, trabaja la Msc Lilia Menéndez Navarro,  especialista en estimulación visual, con dos décadas en estas labores y con la que conversamos para que nuestros lectores conozcan el programa de educación y rehabilitación para niños con baja visión de la referida escuela.

“De los 70 pequeños que cursan la primaria  25 padecen baja visión y 39 tiene estrabismo o ambiopía.

“O sea, que con los tratamientos especializados ellos pueden ganar en visión y eso es lo que hace la escuela.

“Todos los días nuestras optometristas hacen que estos niños realicen los ejercicios y como te decía al principio, van recobrando visión y nos llena de alegría por todo lo que implica pero además pueden incorporarse más rápido a las escuelas de la enseñanza general.

“Te diré que Camagüey es una de las siete provincias que la organización internacional Proyecto CBM escogió para la cooperación en la preparación del personal que atiende la baja visión en los pequeños, con el objetivo de capacitarlo y fomentar la rehabilitación visual con diagnóstico.

“El Proyecto lo dirige el Consejo de Iglesias de Cuba en colaboración con los ministerios de Salud y Educación del país y el objetivo es ese, que a los niños con posibilidades, se les ayude a abrir las ventanas de las formas, la luz y los colores.

“Por lo general visitan la escuela dos veces al año y nos brindan una capacitación con programas que incluyen a la familia y su preparación en la comprensión de la baja visión.

“Para mí y para todos los que trabajamos con estos pequeños todo esto es muy importante y nos motiva mucho ver los avances. Siempre trabajaremos para ellos, para verlos cómo se incorporan a la sociedad”.

Así piensan también las optometristas Ireisy Borges y Rosita Calá, quienes trabajan todos los días con los niños de baja visión, estrábicos y ambiopes.

“A nosotras, habla Ireisy, nos agrada mucho trabajar aquí porque es una obra muy humana, de mucha sentimiento y amor, y cuando tu compruebas que aunque sea un poquito, han recobrado más visión, te empeñas cada día más en que ellos realicen sus ejercicios.

Y así es este centro donde la vida transcurre día a día, pero con el premio de que en el futuro, estos niños serán ciudadanos que se sentirán útiles y sin ningún tipo de exclusión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario