Las puertas comienzan a abrirse al silencio, a la oscuridad y a la inmovilidad. La discapacidad rompe los muros de la indiferencia, la discriminación y los prejuicios y una visión más humana de los humanos va dejando atrás la exclusión la que en tiempos pasados aventajaba con secuelas humillantes.
Y aunque en otros trabajos escribimos del tema nunca nos cansaremos desde este Blog a hacer un llamado a los hombres y mujeres de todos los países para que UNAN sus fuerzas en la ayuda y la colaboración hacia estas personas que también pueden ser sus familiares o amigos.
Pero retomando la idea que nos motivó a escribir hoy, quiero referirme a la inauguración de las Olimpíadas de Londres, efectuadas el 27 de julio del presente año y en específico a la bella imagen mostrada sobre los logros de la medicina y la salud en ese país.
Decenas de camitas con niños, y médicos y enfermeras junto a ellas, brindaron al público presente y a millones de personas en el mundo, una imagen difícil de borrar en la historia de este tipo de evento.
Y lo llamativo de esa escena es que parte de los niños que daban saltos de alegría en las camas, son sordos.
O sea que también en las Olimpiadas, el evento deportivo más importante de este planeta, ELLOS pueden ocupar espacio.
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