Una maestra especial

Qué la vida se encuentra repleta de interrogantes, a nadie la cabe la menor duda. Sin embargo siempre hay una respuesta, que puede mostrar las razones o las sin razones del porque de las cosas.

Un ejemplo es el siguiente:

Cuando visité la escuela especial para niños ciegos y de baja visión conversé con profesores, trabajadores y los pequeños. Todo me impresionó y entre las maravillas que encontré está la profesora Yudit López.

Pero Yudit no es una profesora cualquiera.


“Mire, me dijo la directora de la escuela cuando visitábamos el centro, la maestra de la que le hablé es aquella muchacha que va para el aula donde imparte las clases.

Y allá fuimos al poco rato porque antes quería recorrer el dormitorio, muy bonito por cierto, de los alumnos de otros municipio que permanecen becados.

Al fin llegamos al aula de Yudit.

Un aula como todas las del centro, muy bonita. Esta sólo tenía unos seis alumnos, algunos inquietos pero que le mostraban a su maestra mucho cariño.

Resulta que Judit es ciega desde los siete años de edad.

“Pero yo siempre deseé estudiar, me expresa, y me gradué en Defectología. Aprendí el Braille desde niña, luego me fui superando más y más.

“Yo soy de la provincia de Las Tunas, y mi esposo y yo decidimos mudarnos para Camagüey, hace unos años, y desde entonces estoy aquí, en esta escuela, enseñando el Braille y otras asignaturas a niños con varias deficiencias.

“Te diré que me siento bien porque soy útil, tengo una niña de cuatro años y como ves, viene otro en camino.

“Mi esposo trabaja por cuenta propia y él tiene también problemas en la vista pero nos defendemos porque vivimos en un país donde las personas como nosotros pueden estudiar y trabajar y eso sólo gracias a esta Revolución donde el estudio y el servicio de salud son gratis.

“Qué si soy feliz, claro que lo soy, hay quienes tiene de todo y no lo son”.

Judit, es una de los dos profesores ciegos que imparten clases en esta escuela especial.

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