Foto: Otilio Rivero
Encontré a Yaima Barroso OFarrill por una de esas casualidades de la vida.
Resulta que fui a la Empresa Forestal de Camagüey, allá por las afueras de la ciudad, a buscar una información sobre los planes de plantación de árboles en este territorio y cuando conversaba con la funcionaria a cargo, llegó Yaima a preguntar algo.
Menuda, con una carita casi de niña, pero bien arreglada, con esa presunción de toda mujer que quiere lucir lo mejor posible, y con la voluntad de romper las barreras de sus limitaciones físicas, captó de inmediato, mi atención.